Alice 18
El Juego
Europa 2014
Alice salió para Edimburgo, en un banco de allí tenia pasaportes,
identificaciones y licencias de manejar de sus identidades Europeas. Las
chequeo y escogió una. Luego salió para Trondheim, en Noruega paso un par de
días en el lugar y fue un poco más al norte para cazar, se la paso cazando
renos y jugando con la nieve, cuando estaba satisfecha partió hacia Suiza.
Donde recogió su tarjeta de crédito y una cantidad considerable en efectivo. Y
de nuevo salió para Maranelo-Módena en Italia, a la sede de la empresa Ferrari.
-
Le podemos servir en algo. – dijo la
recepcionista
-
Sí, soy Alicia Dibrecia, quiero uno de sus
modelos exclusivos.- la recepcionista llamo a un representante de ventas.
-
Déjeme chequear su historial. – dijo el muchacho
que salió a atenderla
El muchacho hizo una señal con la mano y un par de edecanes
se acercaron a ella.
-
Por aquí señorita y la llevaron a una sala
privada, desea algo de beber o de comer mientras espera.-
-
No gracias.-
El hombre regreso con una carpeta en sus manos,
-
Basado en sus compras anteriores. – dijo el
vendedor - Tenemos el Fiorano y el Áscari.
- Y le presento los folletos.
-
El Fiorano en color negro me parece. Lo Necesito
de urgencia.-
-
Con mucho gusto, solo hay que prepararlo, lo
tendremos listo y limpio en quince minutos, a donde desea que le enviemos su
documentación definitiva. –
-
Al lugar
de siempre.-
-
Tendré lista su documentación provisional justo
con su auto.-
Alice le entrego la tarjeta de crédito.
Ya en su Ferrari salió hacia Milán, su última escala, antes
de su destino final. En Milán fue de
compras, se llevó puesto un vestido negro de Dulce Gabanna y los demás los enviaron
a Montecarlo.
Ian
Había llegado a Montecarlo, para relajarse unos días, La
investigación sobre el origen de sus familias, ambas familias, materna y
paterna estaban conectados con la magia.
Sus estudios le habían llevado por toda
Europa. Necesitaba descansar de todo eso, y también algo de dinero, había
estado participando en varios torneos de Póquer la versión Texas Hold’em. Podía
leer a todos en la mesa, por eso le iba bastante bien y pensó que en Montecarlo
sería un buen lugar para sacarles un poco de dinero a los millonarios que
asistían a estos lugares prácticamente para tirar su dinero.
Alice había llegado a Montecarlo, consiguió una suite y se inscribió
en el torneo de Póker que empezaba ese día en el casino, lo había visto llegar,
guapo muy bien vestido, no se encontrarían inmediatamente, pero fue la mirada
que cruzaron es su visión, fue la que la convenció. Los torneos de Póker se
habían hechos muy populares estos días cientos de personas se inscribían en
ellos, y no necesitabas necesariamente ganar el premio mayor para hacer dinero
solo necesitaba entrar en lo que se conocía como “la burbuja” que era el número
“x” de personas a la que el torneo premiaba según su puesto en el torneo.
Faltaban solo dos mesas cuando sus miradas se cruzaron, este
era el momento que Alice había visto en su visión. Ella ya estaba sentada en su
mesa, y el caminaba con una bandeja de fichas hacia la suya. Ian la vio, y era
fácilmente una de las mujeres más hermosas que él había visto en su vida. No
era voluptuosa o espectacular, pero él no veía un solo defecto en ella, sus
ojos color canela eran cautivantes, su delicada nariz sus labios imposiblemente
rosados, la forma de su rostro, su peinado. Una gargantilla rodeaba su cuello, un
vestido negro muy elegante y algo atrevido. Ella sonrió, cuando sus ojos se
encontraron, su mirada parecía decir al fin llegaste, me tenías esperando. Ian
se sintió algo desconcertado porque además de su belleza, su aura era algo
especial era de un color azul, cielo, que parecía brillar. Nunca había visto
algo así. En ese momento quedo perdidamente enamorado de ella. El lugar que le toco en su mesa le daba la
espalada a ella, lo que era bueno, no se hubiera podido concentrar en el juego
de otra forma. El día termino con el anuncio de los organizadores indicando que
ya tenían la mesa final.
Ian se levantó
tratando de verla pero se había ido, fue al bar y ordeno un Bloody Mary, y
luego de un momento regreso a su habitación a descansar. Cuando el juego se reinició
al día siguiente les tocó algo separados. Empezaron a jugar y poco a poco
fueron eliminando a los jugadores restantes. Ian se había entrenado a poner la
mente en blanco a la hora de jugar, y usando su poder era tan fácil ver, cual apuesta era mentira, verdad y con cuales estaban
explorando el terreno. De pronto quedaron solo los dos. Ian se sentía
confundido Alice le mandaba muchas señales y algunas de ellas parecían
contradecirse, o no tener sentido, veía en ella una tristeza profunda pero
latente, sin embargo su carácter era feliz, travieso. Parecía que estaba cazando. Cuando
apostaba también era diferente, apostaba como si viera las cartas, ella no “leía”
a las personas, mas parecía como si
tuviera ojos de rayos “X”.
-
No hemos avanzado mucho uno contra el otro, pero
como voy a ganar deberías de rendirte y aprovecharías el resto de la noche. –
dijo Ian en tono bromista.
-
Eso crees, todos los que me conocen te dirían, nunca
apuestes en contra de Alicia. - dijo
ella tocándose el cuello con el dedo rozando la gargantilla. –
-
Qué tal si tenemos una apuesta privada, solo
para ver quién tiene razón. – dijo Ian
-
Me parce bien, y que tienes en mente. –
-
El que pierda invita a cenar al ganador. –
-
Desgraciadamente tengo una dieta muy particular.
– dijo ella con una sonrisa traviesa
-
Y entonces que propones. –
-
Si pierdes puedes acompañarme en la playa,
caminaremos conversaremos y veremos a donde nos lleva la noche. –
En la siguiente mano Ian dejo ganar a Alice.
-
Ian McCollough, - dijo Ian extendiendo la mano.
-
Alicia Dibrecia. – Alice extendió su mano
también, Ian la tomo y beso la palma de su mano.
-
Manos frías, corazón ardiente, decía mi abuela. –
dijo Ian
Alice sonrió. Salieron de hotel y caminaron hacia la playa.
La noche estaba algo fría y Alice solo llevaba el vestido negro de coctel, tenía
los Hombros descubiertos, Ian se quitó la Blazer y la puso sobre sus hombros.
Alice lo vio y sonrió.
-
La caballerosidad nunca está fuera de moda. –
dijo ella,
Acerco la Blazer a su nariz y la olio. Luego la acaricio.
-
Alpaca de Saville Row. Me gustan los hombres que
visten bien. –
-
Y creo que combina perfecto con tu Dulce
Gabanna. –
-
Dios, sabes de moda, creo que escogí bien, - Alice
lo tomo del brazo y se acercó a él. -
cuéntame algo de ti. -.
-
Bueno para empezar no soy alguien tan misterioso
como tú. -
-
Misteriosa, la pequeña yo, - dijo Alice con tono
incrédulo burlón. – solo decir eso me hace pensar que si tienes algo de
misterio. –
-
Mi familia es del norte de Escocia, Yo soy
profesor de Historia y mitología, y tengo cierto don para leer a las personas.
–
-
Norte de Escocia…. y profesor, alguien que le
gusta el conocimiento, eso es algo excitante para mí, pero tienes músculos
también. – dijo Alice apretando su brazo.
-
Bueno pequeña y misteriosa Alice, tú también
tienes algo de musculo, bailarina o tal vez gimnasta, con las proporciones
perfectas. .
Alice Agacho la cabeza y la escondió
detrás del Hombro de Ian.
-
Alicia Dibrecia, una heredera italiana con
acento del sur de los estados unidos –
Alice lo vio sinceramente intrigada esta vez.
-
Desde que era adolecente tengo este tipo de
sensaciones, tú te sientes como una chica sureña de principios del siglo
veinte, y no solo es eso, esa gargantilla que llevas no es moderna, y el broche
es el escudo familiar de una familia
londinense que hace trescientos años se hizo fama de caza vampiros. –
Alice se llevó ambas manos a la cara y puso cara de
sorprendida.
Ian sonrió, - eso fue demasiado adorable. –
-
No creo que haya algo semejante, como demasiado
adorable.- dijo Alice haciendo un
puchero.
Ian sonrió de nuevo. - claro que eres demasiado adorable, y no
me molesta por cierto. –
-
Y eso, es todo lo que puedes leer. – dijo Alice
-
Tú forma de jugar las cartas. Yo leo a las
persona, pero aun así muchas veces es algo de azar, pero no contigo, tu
pareciera que sabias que mano tenía la gente y como iba a apostar. Parecía una cacería,
más que un juego de azar para ti. –
Ian agacho la cabeza,
-
Que pasa, -
dijo Alice
-
Bueno mi siguiente pista es algo muy personal. –
-
No me puedes dejar ahora con la duda dijo Alice.
–
Ian respiro profundo.
-
Llevas un anillo de compromiso y una argolla de
casamiento, pero la llevas en la mano derecha no en la izquierda, ya no hacen joyas así, deben tener como mínimo
setenta años, cambiaste de mano las joyas, porque tal vez él se fue y lo sigues amando o eres
viuda y piensas que tal vez es hora de seguir adelante. – dijo Ian con cara
triste.
Alice lo vio a los ojos, puso una mano en su mejía y le dio una
leve caricia.
-
Tú me gustas dijo, ella y quiero tener una
segunda cita contigo. –
Le dio el beso más leve en los labios y luego salió corriendo,
aun con la chaqueta de Ian en sus hombros.
Ian se quedó ahí parado viéndola. Había mucho mas que había
visto en ella y sus sospechas se habían confirmado, se avergonzaba pero no se
sonrojaba, cuando lo vio parecia que iba a llorar pero no había lágrimas en sus
ojos. Y vio varias cosas más.
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